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¿Por qué algunos comunicadores se hacen llamar periodistas cuando no lo son?

Hoy vamos a meternos en terreno pantanoso. Sé que voy a pisar callos, probablemente ofenderé a algún influencer con aspiraciones de Pulitzer y, con suerte, haré que alguien cancele su suscripción a mi blog (es broma, por favor no lo hagan, tengo cuentas que pagar).

Pero tenemos que hablar de un fenómeno que se está expandiendo como la humedad en una pared mal aislada: la apropiación indebida del término «Periodista» por parte de gente que, con suerte, sabe usar el corrector ortográfico de Word.

Vivimos en una era extraña donde comprar un micrófono de condensador en Amazon y tener una cuenta de Twitter (para mi aún es Twitter) verificada parece ser convalidable por cuatro años de carrera, prácticas mal pagadas y horas de contrastar fuentes.

El Síndrome del «Comunicador Todoterreno»

Primero, aclaremos algo. «Comunicador» es un término hermoso. Es amplio, es inclusivo. Abarca desde el presentador de variedades hasta el youtuber carismático, pasando por el experto en Relaciones Públicas. Ser un buen comunicador es un talento.

El problema empieza cuando el «Comunicador» decide que esa etiqueta le queda chica y se autodenomina «Periodista» porque una vez retuiteó una noticia de última hora antes que CNN.

Hay una diferencia abismal entre decir cosas y hacer periodismo.

  • Comunicar es transmitir un mensaje de manera efectiva.
  • Periodismo es dudar de ese mensaje, buscar quién te está mintiendo, verificar tres veces el dato y, a menudo, publicar algo que alguien poderoso no quiere que se sepa.

Si tu «investigación» consiste en leer los titulares de otros medios y dar tu opinión indignada frente a una cámara mientras te ajustas el flequillo, no eres periodista. Eres un comentarista. Y está bien serlo. Pero no nos vendas que estás en las trincheras de la información.

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La confusión entre «Opinión» y «Noticia»

Aquí es donde la cosa se pone peligrosa. Muchos de estos nuevos «periodistas digitales» han borrado la línea entre lo que pasa y lo que ellos creen que pasa.

El periodismo (el de verdad, el aburrido, el que requiere metodología) busca separar los hechos de los sentimientos. El falso periodista hace lo contrario: usa los hechos como excusa para validar sus sentimientos.

Si tu fuente es «Miami me lo confirmó», «me llegó un WhatsApp de una tía» o «lo vi en un hilo de Reddit», por favor, deja la credencial de prensa sobre la mesa y sal despacio de la habitación. Eso no es informar, es cotillear con esteroides y algoritmo.

¿Por qué la obsesión con el título?

¿Por qué un influencer exitoso o un opinólogo popular necesita llamarse periodista? Por el prestigio (o lo que queda de él).

En el fondo, saben que «Creador de Contenido» suena a bailecito de TikTok, mientras que «Periodista» suena a integridad, a cuarto poder, a Spotlight. Quieren la autoridad moral de la profesión sin pasar por la tortura metodológica. Es como si yo me comprara un bisturí, viera dos temporadas de Grey’s Anatomy y me autodenominara cirujano porque «tengo buen pulso».

Spoiler: No dejarías que te opere. Entonces, ¿por qué dejamos que nos informen?

La defensa del Diablo (Un poquito)

Ahora, para ser justos, el periodismo tradicional también tiene la culpa. A veces, los medios «serios» son tan lentos, tan corporativos y tan desconectados, que han dejado un vacío enorme. Y ese vacío lo han llenado estos comunicadores ágiles, que hablan el idioma de la gente y que, a veces, sí dicen verdades que otros callan.

No estoy diciendo que necesites un título universitario colgado en la pared para ser periodista. Hay grandes periodistas de oficio que aprendieron en la calle. Pero aprendieron el oficio: la ética, el rigor, la verificación. No aprendieron solo a configurar la iluminación del anillo led.

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Conclusión: Llámate como quieras, pero sé honesto

Al final del día, la audiencia no es tonta (bueno, a veces sí, pero ese es otro tema). Sabemos distinguir entre una investigación profunda y un rant de 10 minutos grabado en el coche. Amigo comunicador, amigo podcaster, amigo streamer: Eres valioso. Entretienes, acompañas, haces pensar. No necesitas disfrazarte de reportero de guerra para tener validación. Tu opinión es válida, pero no la disfraces de noticia contrastada. Dejemos al periodismo en paz, que ya tiene suficiente con sobrevivir a la crisis del papel, a la inteligencia artificial y a los sueldos miserables, como para tener que aguantar también el intrusismo de tu ego.

Marco Antonio
Marco Antonio
Marco Antonio (Antonee) es un Analista de Sistemas con una profunda pasión por la fotografía y el diseño gráfico. Su talento para crear impactantes obras visuales lo ha llevado a fundar Gooova Studio, donde, además de ser redactor, canaliza su experiencia y creatividad para ofrecer soluciones innovadoras.

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