Tuve la suerte de estar en primera fila, con las palomitas en mano, cuando estalló el «Big Bang» de las inteligencias artificiales generativas de video. De repente, internet pasó de ser una biblioteca de gatos graciosos a un estudio de Hollywood en potencia, accesible desde el sofá de tu casa.
Cuando descubrí estas herramientas capaces de mover píxeles estáticos, mi primer impulso fue el de un niño con un juguete nuevo y peligroso: «¿Qué puedo romper… digo, crear con esto?».
Busqué en mi galería. Pasé fotos de mis mascotas, selfies cuestionables y platos de comida. Nada hacía clic. Hasta que me detuve en una foto que le tomé a la Universidad Privada San Francisco de Asís (USFA) en La Paz.
Si conocen La Paz, y específicamente la zona de Sopocachi, saben de qué edificio hablo. Es una estructura que no pide permiso. Me fascina su arquitectura, sus colores vibrantes que desafían la palidez habitual de la ciudad y esa forma única que parece estar a punto de hacer algo espectacular.
Es un edificio que ya tiene personalidad propia. Solo necesitaba un empujón digital.
La Chispa: Entre Instagram y la Geopolítica
¿Cómo pasamos de una universidad a un lanzamiento espacial? Mi cerebro hizo una de esas conexiones extrañas que solo suceden a las 2 a.m.
Por un lado, el algoritmo de Instagram, que me conoce mejor que mi madre, me mostró un video impresionante donde un rascacielos se transformaba en un cohete. Por otro lado, el ambiente en las noticias estaba cargado con el tema de tensiones internacionales y «misiles balísticos».
Mi mente unió los puntos: Edificio favorito + tecnología de cohetes + la magia de la IA = El despegue de la USFA.
Decidí que la universidad no solo se transformaría, sino que despegaría desde sus propios cimientos en el corazón de Sopocachi.
La Herramienta: Kling AI y el arte de pedir deseos
Para este primer experimento utilicé Kling AI. En ese momento, fue la plataforma que más me sorprendió por su capacidad de entender mis instrucciones (lo que en el mundo nerd llamamos prompts).
El dato nutritivo: Las IAs generativas de video no leen tu mente (todavía). Funcionan mejor cuanto más específico eres como «director de cine». No basta con decir «haz que vuele». Tienes que describir el humo, el temblor de la cámara, la ignición de los motores y cómo la luz se refleja en las ventanas mientras asciende.
Hubo varias versiones. Algunas parecían dibujos animados de sábado por la mañana y otras desafiaban demasiado las leyes de la física. Pero finalmente, llegué al resultado que verán abajo.
El Resultado Final
Este video que les presento tiene el encanto de las «primeras veces». Hoy en día, apenas unos meses después, las herramientas se han vuelto aterradoramente fotorrealistas, pero este trabajo guarda un lugar especial en mi portafolio digital.
Me siento particularmente orgulloso del final del video, donde el despegue logra una sensación de realidad tangible. Por un segundo, casi puedes sentir el estruendo en la Avenida 20 de Octubre.
Aquí les dejo mi ópera prima en el mundo de la inteligencia artificial. Afortunadamente, para los estudiantes de la USFA, el edificio real sigue anclado al suelo paceño.
